jueves, 6 de mayo de 2010

Bonnie & Clyde

«Vivir peligrosamente». Esta era la única meta, la única diversión de Bonnie y Clyde.
Clyde Barrow había nacido en 1910. Sus primeros años fueron, sobre todo a las puertas de la adolescencia, tan iguales a otros de idénticos malhechores, que casi resultó aburrido sugerirlos: robos de coches, asaltos a tiendas, peleas entre bandas, además de detenciones, correccionales y, después, interrogatorios en comisarías. También como tantos otros, Clyde salió de cada encierro con ambiciones más insoslayables y de mayor calado. Su siguiente ascenso en la escala del delito lo llevó al atraco de oficinas bancarias, en un puro ejercicio de «precalentamiento» para el crimen, ya que no vivía en una miseria que justificara, en parte, sus latrocinios.

Él estaba trabajando a su aire, cuando se cruzó en su camino Bonnie Parker, una mujer nada corriente que llamaba la atención por un cierto atractivo descarado y una cabellera pelirroja espectacular. Era una mujer amante de las sensaciones fuertes, con una necesidad constante de vivir en una alteración emocional, y apasionada por los automóviles espectaculares (deportivos, de gran cilindrada), mucho mejor si sus ocupantes —ella misma— manejaban también armas rotundas y lo conducían personas, como ella, ávidas de violencia gratuita. Curiosamente, la asociación entre ambos no se produjo por motivos sentimentales o sexuales (quizás porque aun siendo ella una ninfómana, él sufría su impotencia mezclada con cierta bisexualidad difusa en la que su pelirroja amiga apenas tenía nada que hacer). Sin embargo, la simbiosis y las afinidades en cuanto a una compartida idolatría para con las guerras urbanas, los disparos, las peleas y la sangre, los uniría con lazos aún más fuertes que los del placer sexual.


Clyde fue a condenado a cumplir 14 años de prisión, por hurtos menores. Escapó de la cárcel con la ayuda de Bonnie, que logró introducir armas en su celda; pero lo arrestaron poco tiempo después . No pasó más de dos años en prisión, siempre visitado por Bonnie. Consiguió la libertad condicional en febrero de 1932.Clyde regresó a su casa en Dallas, y se reunió con Bonnie cuya intención era abandonar la delincuencia, y vivir del trabajo.Soñaba con ser cantante y poeta. Clyde viajó a Massachusetts para trabajar en la construcción. Pero sólo aguantó unas pocas semanas. Su suerte ya estaba echada, la delincuencia seria el camino.






Una vez que comprobaron que habían nacido el uno para el otro, decidieron formar su propia banda de malhechores; una banda que destacaba por un carácter casi familiar, ya que estaba formada por el hermano de Clyde, Buck, la mujer de este, Blanche, y otros tres individuos: Hamilton, Jones y Methvin. Con su flamante organización a punto empezaron las acciones. Una de las más espectaculares tuvo lugar en Joplin (Missouri) y, por primera vez, tuvieron que hacer frente a un cerco de la policía del que, tras un diluvio de tiros, lograron escapar, con un saldo de tres policías muertos. Durante el resto del año 1933, se sucedieron las persecuciones y los delitos en diversos estados y ciudades de toda la Unión, no siempre coronados con éxito. Porque, realmente, estos gángsters se diría que trabajaban «artesanalmente», por el puro placer de delinquir, y no tenían ni la influencia ni la sangre fría de los grandes prebostes mafiosos del país. Así, en el mes de julio, nuevamente fueron cercados por la policía en el mismo estado, ahora en Platte City. Así cayó herido el primer miembro de la banda, Buck Barrow. Pero lograron huir hasta Iowa, donde, de nuevo, fueron asediados por unos policías que parecían reproducirse como las setas.
"Un grupo de seis policías los esperó durante dos días muy tensos, iban a matar a una de las parejas más célebres de la delincuencia estadounidense.A las 9.15, el Ford V-8, conducido por Clyde, apareció por la ruta. Sus ojos marrones escudriñaban el camino, pero parecía confiado. La bella Bonnie masticaba un sándwich, recostada sobre el asiento del coche. Los policías empezaron a disparar a quemarropa. Cuando los dos cadáveres fueron examinados en Arcadia, 32 kilómetros al este de Gibsland, el informe del forense precisó que cada uno de los cuerpos había recibido más de 50 balazos. El Ford tenía 167 orificios.







La moda no pierde nunca estos lugares comunes y los reinterpreta temporada tras temporada estos mitos haciendolos más actuales.


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